Desde un punto de vista evolutivo, el altruismo (ayudando a otros) ayuda a mantener una sociedad a través de la cooperación.
Desde un punto de vista emocional, muchas personas se sienten bien cuando ayudan a otros. Esto se deriva de las tendencias hacia el altruismo.
Desde un punto de vista moral, la sociedad ha considerado que el altruismo es bueno.
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Desde un punto de vista social, ser altruista daría lugar a buenos sentimientos a través de la aprobación social.
Desde una perspectiva utilitaria, ayudar a otras personas necesitadas aumenta la posibilidad de que lo ayuden cuando lo necesite a través del fenómeno de la reciprocidad: las personas tienden a devolver favores [amabilidad].
Desde un punto de vista psicológico, ayudar a otros necesitados refuerza el fenómeno de ‘Creer en un mundo justo’, que es una forma en que la mente humana evita las emociones negativas cuando ven el mundo como injusto o injusto. Aquí también es donde entra en juego la creencia de ‘karma’: las personas modifican su percepción del mundo al creer que el mundo es justo “si haces el bien, entonces el bien vendrá a ti”. Por supuesto, en realidad, no funciona de esa manera, pero ayuda a muchas personas a lidiar con el estrés de un mundo incierto e injusto.
Desde un punto de vista religioso, ayudar a otros necesitados puede resultar en apoyo religioso, imaginado o no. El apoyo religioso se vincula estrechamente con la aprobación social y el fenómeno de ‘creer en un mundo justo’