Dar en sí mismo tiene varios aspectos. Y la razón por la que se siente tan bien depende del aspecto que lo causa. No sé si la gente podría estar de acuerdo, pero siento que dar no se trata solo de generosidad.
De una forma u otra, cuando le das algo a alguien, especialmente desde una posición de fortaleza, aplaca tu ego no necesariamente porque quisieras ayudar a la persona sino porque te das cuenta de que eres capaz de ayudar a alguien. Eso te da confianza. Eso te motiva a lograr más. En cierto modo, dar también puede ser un acto muy egoísta. Al ayudarlo a manifestar un sentido subconsciente de fuerza y una especie de superioridad. Y según nuestra naturaleza humana, se siente bien.
También das como medio de redención, cuando estás atrapado por la culpa y constantemente perseguido por tu conciencia por lastimar a alguien, o por cualquier acto que te haya causado un profundo arrepentimiento. En tal situación, el acto de dar, de una manera pequeña, te ayuda a convencer a tu conciencia de que no eres del todo malo. A veces, es solo porque quieres poder mantener la cabeza alta cuando te miras en el espejo. Cuando algo dentro de ti sigue diciéndote lo equivocado que has estado, ¿no sería genial hacer una buena acción que resalte tu bondad? De nuevo, eso es dar por tu propia paz interior.
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Dicho esto, también das cuando estás contento con tu vida. Cuando está satisfecho con lo que tiene, es más probable que comparta cosas con otros. Ver a alguien sonreír por ti es una de las vistas más alentadoras. Del mismo modo, el amor, la atención, la preocupación, la simpatía y la empatía también pueden estimularlo a dar. Llena tu vida de positividad y te hace sentir bien.